Desventajas de no conocer el final

Desde el principio, mi forma de escribir se ha basado en la espontaneidad: no pensar con antelación los personajes y el hilo argumental de la novela. Así, ni en mi primera novela, ya publicada, ni en la segunda, que está en proceso, he pensado toda la historia desde el inicio ni estructurado la trama por capítulos. Cada semana imaginaba la continuación de la historia sin repasar los capítulos anteriores, como si de un nuevo episodio de una serie se tratase.

Esta forma de escribir, mucho más libre, implica un mayor riesgo de incoherencia. En muchas ocasiones, los personajes surgen de improviso, obligando a crear su propia historia con posterioridad; una historia que debe concordar con el resto y que puede conllevar un proceso de revisión de todos los personajes descritos en capítulos anteriores.

Así mismo, la imagen inicial del personaje no permanecerá estable en el resto del libro sino que variará con la introducción de nuevos personajes y se adaptará a los cambios.
Una forma de escribir muy flexible y variable, con una historia desconocida que fluye de sus personajes y que necesitará revisiones profundas antes de su publicación. Revisiones que podrán incluso modificar el final de la historia.