Ya hace un tiempo me di cuenta de que la inspiración es muy variable y totalmente impredecible, resultando difícil establecer un límite temporal a la realización de una novela completa.
Después de fijar las líneas generales de un capítulo, a veces te sientas a escribir y no fluyen las palabras. Le das vueltas y vueltas a la misma idea pero ninguno de los párrafos que escribes consigue satisfacerte del todo. Así, tras dudas y modificaciones durante varias horas, los ánimos se van debilitando y terminas postponiendo la escritura hasta el día siguiente.
En realidad, la creatividad sigue presente pues el resumen de lo que ocurrirá en ese capítulo y los siguientes ya lo has pensado, pero encuentras dificultades al intentar plasmar los detalles en papel.
¿Nunca os ha pasado? Es muy desesperante.
Luego, sin saber cómo ni por qué, llega un día en que las frases se forman casi sin pensar y no paras de escribir. Un día en que todo parece tan fácil...
¡Ojalá tenga un par de días así esta semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario