lunes, 30 de abril de 2018

Avance de mi próxima novela, prólogo


Escribir mi tercera novela me está llevando más tiempo del que había esperado. Circunstancias personales me han hecho interrumpir la escritura en diversas ocasiones. Aun así, uno de mis propósitos de año nuevo para 2018 fue fijar el mes de julio para finalizar el escrito y comenzar las revisiones, con el fin de publicar la versión corregida en septiembre.

En este post os anticipo algunas partes del prólogo de esta nueva novela, esperando alimentar vuestro interés por una entretenida historia sobre las aventuras diarias de la protagonista y sus relaciones con antiguas y nuevas amistades.


"La tristeza invadía ahora cada rincón de la estancia que había sido nuestro hogar durante los últimos cuatro años. Una despedida la mayoría de las veces es un momento triste, pero en este caso era peor, era el cierre de una etapa muy feliz y el inicio de otra de más incertidumbre. Habían sido unos años alegres, donde había disfrutado de independencia y libertad, conviviendo con las tres mejores amigas que podía haber encontrado. Iba a echarlo mucho de menos.

Elizabeth y Annette, mis compañeras de la habitación de enfrente, se habían despedido una hora antes partiendo para sus respectivos hogares familiares. Cada una de ellas debía asumir responsabilidades, ya fijadas desde antes de iniciar sus estudios en aquella universidad.

...

Y luego estábamos nosotras dos; las indecisas sin futuro previsto, sin planes establecidos ni ataduras, deseando volar y comernos el mundo. Las dos permanecíamos en nuestro cuarto mirando con tristeza las camas sin sábanas, las mesas sin papeles ni bolígrafos y las maletas preparadas en la puerta. ¡Qué vacío estaba todo!

...

– Vic, no sé si ahora podré acostumbrarme a dormir sin ruido, sin tus adorables ronquidos…
– ¡Yo no ronco!
– Ya lo creo que sí. Te oyen hasta en la planta baja – Me encantaba picarla; se convirtió en uno de mis deportes favoritos al poco tiempo de conocernos.
– ¡Serás mentirosa!

¡Era tan fácil entre nosotras! Nos animábamos mutuamente y pasábamos de la tristeza a la risa en menos de un segundo. Los siguientes años iban a ser muy tristes sin ella; se me iba a hacer muy difícil estar sola, y encima en otro continente."






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